Cómo volver a disfrutar del ejercicio (de verdad)
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Muévete
Moverte es una pieza fundamental si quieres llevar una vida saludable y sentirte mejor contigo misma. Tan importante como dormir bien o comer de forma equilibrada es encontrar una manera de disfrutar del ejercicio. Ese momento del día en el que te dedicas tiempo, liberas tensiones y activas cuerpo y mente. Porque sí, hacer ejercicio libera endorfinas y genera bienestar, pero también puede convertirse en una rutina que ilusiona… si sabes cómo conectar con ella.
Y lo cierto es que volver a disfrutar del ejercicio no siempre es fácil. A veces cuesta arrancar, y otras veces, después de empezar con entusiasmo, el impulso se va desinflando. Pero, si logras sostener tu constancia y adaptar el movimiento a lo que te gusta, comprobarás que moverte puede ser justo ese empujón que necesitas para sentirte bien cada día.
5 claves para volver a disfrutar del ejercicio
1. Elige el tipo de ejercicio que más te guste
No todo es el gym, el abanico de opciones para moverse es increíble. La clave está en elegir el que realmente va contigo. Es decir, esa actividad que te hace levantarte del sofá con ganas -o con un poquito menos de pereza- o que te permite soltar el estrés después de un día largo.
Es más, ¡no te limites a una sola! Puedes combinar clases en el gimnasio, rutinas al aire libre o entrenamientos en casa. Cuando encuentras lo que te engancha, volver a disfrutar del ejercicio se convierte en algo natural.
2. Busca el momento del día que mejor encaje contigo
¿Eres más de mañanas tranquilas o de tardes activas? No hay una respuesta universal. Lo importante es encontrar tu mejor momento y adaptarlo a tu día a día. Así evitarás excusas y tendrás más posibilidades de convertirlo en un hábito real.
Recuerda: hacer ejercicio debe encajar en tu vida, no al revés. Y si un día necesitas cambiar el horario… hazlo sin culpa.
3. Ve paso a paso, sin exigencias
Si hace tiempo que no te mueves o estás empezando, sé paciente contigo. Nada de compararte o buscar resultados inmediatos. Ajusta la intensidad a tu nivel, sube escalones poco a poco y celebra cada avance.
Así evitarás frustraciones y lesiones y mantendrás viva la motivación. Porque cuando el proceso es amable, disfrutar del ejercicio es mucho más fácil.
4. Visualiza lo que ganas con cada sesión
¿Sabes qué es lo más motivador? Recordar cómo te sientes después de moverte. Más despejada, más activa, más contenta contigo. Tener presente estos beneficios es clave para los días en los que cuesta empezar.
Es importante aceptar que habrá altibajos y que no siempre tendrás las mismas ganas. Pero cuanto más te conectes con lo que el ejercicio te aporta, más natural será querer repetir.
5. Rodéate de apoyo(y si puedes, compañía)
Quedar con alguien para entrenar o simplemente ir acompañado al gimnasio puede ser ese pequeño empujón que necesitas. Compartir la experiencia con otras personas hace que todo se sienta más fácil y motivador.
Además, socializar mientras te mueves también forma parte del bienestar. Tu círculo puede ayudarte a mantenerte en marcha y a volver a disfrutar del ejercicio con una sonrisa.
Si has llegado hasta aquí, ya estás más cerca de recuperar esa sensación positiva al moverte. No es un deber ni un castigo. Es tu momento para cuidarte, para liberar lo que te pesa… y para disfrutar.