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Pon tu mente en modo turbo con estos 6 consejos

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Cuando escuchamos la palabra ejercicio, solemos pensar inmediatamente en trabajar el cuerpo… pero ¿sabías que la mente también se entrena? Si quieres que tu cabeza vaya fina, que las ideas fluyan y que no se te escape ningún detalle, la mejor opción es poner a trabajar la agilidad mental.

El cerebro está formado por millones de neuronas que se conectan entre sí para que puedas razonar, aprender, recordar y, sí, hasta improvisar una respuesta ingeniosa en el momento justo. Cuanto más lo estimulas, más rápidas y fuertes se vuelven esas conexiones. Por eso, si tu día a día es pura rutina y lo haces todo en “piloto automático”, corres el riesgo de que tu mente se acomode. En cambio, si apuestas por hábitos saludables, retos nuevos y actividades que despierten tu curiosidad, notarás cómo tu cabeza se activa y responde con más chispa.

La buena noticia es que no necesitas complicarte para darle un empujón a tu agilidad mental. Basta con reservar un ratito en tu agenda para practicar actividades que, además de entretenidas, sean un entrenamiento para tu cerebro. ¿Te atreves?

6 ideas para activar tu agilidad mental

 

1. Lee siempre que puedas

La lectura es como un gimnasio portátil para tu cerebro. Te ayuda a mejorar la comprensión, ampliar vocabulario y estimular la imaginación. Además, no importa si prefieres novela, ensayo, cómic o artículos interesantes; lo importante es sumergirte en historias interesantes y descubrir cosas nuevas.

Para sacarle más partido, prueba a leer sobre temas que desconozcas. Si siempre eliges novela romántica, atrévete con un libro de ciencia o de historia. Incluso leer en otro idioma, aunque te cueste al principio, activa zonas de tu cerebro que no usas tan a menudo. Y sí, leer antes de dormir también cuenta (aunque te quedes dormida a mitad de página con el libro sobre la cara).

 

2. Plantéate pequeños retos diarios

No hace falta mudarte a la otra punta del mundo para romper la rutina. Cambia el camino al trabajo, prueba una receta nueva o apúntate a una clase que nunca habrías imaginado, como cerámica, escalada o baile. Estos pequeños desafíos obligan a tu cerebro a estar alerta y encontrar soluciones sobre la marcha.

Incluso puedes proponerte retos: ¿cuántas palabras nuevas puedes aprender hoy?, ¿puedes recordar la lista de la compra sin mirarla?, ¿serías capaz de hacer tu rutina matinal en un orden diferente? Son pequeñas variaciones que te mantienen activa y despiertan tu ingenio sin que apenas te des cuenta.

 

3. Practica juegos mentales

Sudokus, crucigramas, ajedrez… cualquier reto que te haga pensar cuenta. Incluso memorizar números de teléfono o resolver operaciones mentales rápidas puede ser un buen entrenamiento. Y si le añades un toque de competición amistosa con amigos o familia, la motivación sube y la diversión también.

Hoy en día tienes miles de aplicaciones con juegos diseñados para entrenar distintas áreas cognitivas: memoria, atención, velocidad de procesamiento, etc. Lo ideal es ir variando para que el estímulo sea completo. Diez minutos al día son suficientes para notar mejoras si eres constante.

 

4. Medita para concentrarte mejor

A veces, para acelerar la mente hay que aprender a bajarle las revoluciones. La meditación te ayuda a centrarte, relajar tensiones y poner en orden tus pensamientos.

Solo necesitas unos minutos al día para desconectar del ruido exterior y darle a tu mente el espacio que necesita para rendir mejor después.

Puedes empezar con ejercicios de respiración profunda o meditación guiada desde una app. También vale con cerrar los ojos y concentrarte en el sonido ambiente, sin juzgar ni pensar en nada más. Cuanto más practiques, más fácil será entrar en ese estado de calma en cualquier momento del día, incluso en medio de un atasco o antes de una reunión importante.

 

5. Deja fluir las emociones positivas

Una sonrisa, una carcajada, un momento de gratitud… todo suma. Reír y vivir con optimismo estimula la liberación de hormonas que mejoran tu bienestar y mantienen tu mente en equilibrio. No se trata de ignorar lo negativo, sino de aprender a gestionarlo sin que te robe energía mental.

Para entrenar este “músculo emocional” puedes crear un diario de gratitud en el que anotar tres cosas buenas que te hayan pasado cada día, por pequeñas que parezcan. También funciona rodearte de personas que te inspiren y te hagan sentir bien o reservar tiempo para actividades que disfrutes de verdad.

 

6. Deja volar tu creatividad

Pintar, escribir, cocinar, bailar, cantar… cualquier actividad que te saque de lo habitual y te obligue a crear algo nuevo es un regalo para tu agilidad mental. La creatividad estimula el pensamiento lateral, la resolución de problemas y te conecta con una parte muy poderosa de ti mismo.

 

No pienses que la creatividad es solo para artistas. Si inventas una receta con lo que tienes en la nevera, decoras tu casa de forma diferente o buscas maneras nuevas de organizar tu trabajo, también la estás entrenando. Cuanto más practiques, más fácil te resultará encontrar ideas originales en cualquier situación.